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a práctica de la experimentación en animales tiene varios siglos de existencia. Claudio Galeno en el siglo II d.C. ya utilizó animales para demostrar la circulación sanguínea mediante venas y arterias.

En el siglo XIX esta práctica había crecido significativamente, y se asume que ha sido motivo del rápido desarrollo científico en múltiples campos de la investigación.

Los campos de la experimentación animal

Se han utilizado animales para la experimentación mediante patología comparada, explorado órganos y estudiado las funciones del sistema nervioso, y muy especialmente el sistema inmunológico y las enfermedades derivadas de los microorganismos.

En la actualidad, los científicos utilizan animales en laboratorio para probar productos farmacéuticos, vacunas, y practicar nuevas técnicas de cirugía; pero también para establecer niveles de seguridad de muchos productos químicos, cosméticos e industriales, como las sustancias destinadas a ser empleadas en los pesticidas. A pesar de que también se pueden realizar investigaciones mediante bacterias y cultivos celulares, muchos científicos estiman que en la mayoría de ocasiones se obtienen resultados más satisfactorios estudiando las respuestas obtenidas en animales, ya que gran parte de estos responden funcionalmente a como lo hacen los seres humanos. Así, algunos animales sufren enfermedades similares al hombre, y también responden inmunológicamente de forma similar a los virus, bacterias u otros agentes causantes de las enfermedades.

Campos que los científicos consideran prometedores, son los trabajos sobre parálisis y lesiones de médula espinal, para la reparación de tejidos nerviosos y restablecimiento del movimiento. Igualmente, se estudian en los animales remedios para enfermedades muy actuales, como el SIDA y el Alzheimer.

En la moderna biotecnología existe la posibilidad, no exenta de polémica, de desarrollar organismos transgénicos o la transferencia de determinados genes de animales a algunos vegetales, con objeto de dotar a éstos de mejoras genéticas. Igualmente, el avance en el estudio sobre las causas genéticas del cáncer y otras enfermedades, mediante animales que son criados con genes humanos previamente seleccionados. 

Básicamente la experimentación en animales tiene como fin primordial el estudio en seres humanos, sin que las prácticas empíricas pongan en peligro las vidas de los sujetos humanos a prueba. Así pues, los animales son considerados modelos excelentes para llevar a cabo los experimentos destinados al beneficio del hombre, aunque no sólo para destinar al propio organismo humano, sino también para testar productos que se utilizarán en la agricultura y otras variadas actividades.

Los defensores

Los defensores de la experimentación animal basan la continuación de estas prácticas, en los avances médicos para el ser humano que se han obtenido en los últimos siglos. Enumeran una serie de técnicas quirúrgicas, desarrollo de equipos y eficaces fármacos, como beneficios obtenidos directamente de la experimentación animal. Por ejemplo, la técnica de cirugía a corazón abierto; la microcirugía en miembros amputados; la diálisis renal; las vacunas contra el sarampión, difteria o viruela; los transplantes de órganos y transfusiones de sangre; las terapias de radiación contra el cáncer y un buen número de fármacos para su tratamiento. Todos ellos y otros muchos procedimientos son fruto de la experimentación en animales como ratas, ratones, hámsters, conejillos de Indias, aves, primates, conejos, cerdos, perros o gatos.

Muchos avances médicos de los últimos siglos han sido obtenidos mediante la experimentación con ratas, ratones, hámsters, aves, primates y otros variados animales

La defensa de la experimentación animal se argumenta además en que no sólo es útil para el hombre, sino también para otros muchos animales domésticos o de granja, tales como perros, gatos, ganado vacuno, equinos, etc. Se citan como beneficios de esas investigaciones el desarrollo de tratamientos contra la rabia, moquillo, ántrax y otras enfermedades varias que se producen en los animales.

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