GEOGRAFÍA - PAÍSES: Perú - 5ª parte
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Geografía

PAÍSES

Perú - 5ª parte


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Historia (continuación)

 la Primera Guerra Mundial siguió una crisis económica que exacerbó la conflictividad social. Esta situación de extrema violencia social dio una nueva oportunidad a los militaristas, aprovechada mediante un golpe de estado del general Augusto Bernardino Leguía. Durante sus dos mandatos (1908-12 y 1919-30), admitió el caciquismo y permitió atrocidades a los gamorales (terratenientes), asimismo, toleró el fraude electoral y practicó el nepotismo. Su política económica consistió en dar paso libre al capital norteamericano, siendo este servilismo hacia Estados Unidos lo que más molestó a la oposición. Así, en 1924 Haya de la Torre fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), movimiento de connotación marxista no comunista, antioligárquico y anti-imperialista que se inspiraba en la Revolución mexicana. Propugnaba nacionalizaciones de tierras e industrias y una teórica integración indigenista.

Desde 1930, en que un nuevo golpe derrocó a Leguía, y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial se sucedieron una serie de gobiernos surgidos de una coalición entre el ejército y elementos civiles conservadores (la «primera convivencia»). El APRA fue ilegalizado, sus dirigentes encarcelados y sus simpatizantes reprimidos.

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, con la coyuntura de la victoria aliada, el stablishment optó por llegar a un acuerdo con el APRA (su legalización, las libertades de prensa, asociación y candidaturas). Así, en las elecciones de 1945 el APRA obtuvo mayoría absoluta en congreso y senado. Durante los tres años que siguieron, proliferaron las huelgas y protestas universitarias, al interpretarse la legalización del APRA como una apertura general. En lo económico, el APRA se planteó tres objetivos: reducir el déficit comercial, mantener la paridad sol=dólar, y rebajar la inflacción. Para alcanzar estos objetivos se intentaron controlar los intercambios comerciales y los precios. Estas limitaciones al comercio provocaron racionamiento, lo cual generó una oposición ampliamente explotada por la prensa.

En 1848 el general Manuel Arturo Odría dio un nuevo golpe de estado y derrocó al APRA. El fracaso de la política económica de este partido permitió a los «barones» del azúcar y la minería proclamar que la única vía posible era la ortodoxia liberal (libre intercambio de bienes, servicios y capitales). En este sentido se tomaron una serie de medidas: devaluación del sol, libertad absoluta de intercambios, final del racionamiento, reducción del déficit presupuestario y estabilización de las exportaciones. En definitiva, el régimen de Odría pretendió obtener los máximos beneficios de la economía peruana sin poner en cuestión el sistema que mantenía a las masas indígenas campesinas ajenas a la vida política y económica.

En 1954 la coyuntura internacional ya había dejado de ser favorable y el único recurso del gobierno de Odría fue el endeudamiento exterior. Ante las elecciones de 1956, la salida fue pactar de nuevo con el aprismo («segunda convivencia») a cambio de su nueva legalización. Salió elegido un miembro de las familias civilistas clásicas, Manuel Prado, cuyas relaciones con el APRA no fueron particularmente difíciles. Mientras, la explotación de un nuevo recurso, la harina de pescado, permitió sostener la economía nacional.

En las elecciones de 1962 concurrieron tres candidatos principales: Haya de la Torre por el APRA, Odría por los conservadores oligárquicos, y Fernando Belaúnde Terry, un populista cuya única diferencia con el aprismo era su mayor radicalismo en materia de reforma agraria, así como su oposición al liberalismo absoluto de la economía. Las elecciones las ganó, por estrecho margen, Víctor Raúl Haya de la Torre, pero Terry y la prensa antiaprista lanzaron una campaña de denuncia de un presunto fraude. Las fuerzas armadas anularon las elecciones y convocaron unas nuevas al año siguiente, esta vez ganadas por Terry. El programa económico de éste tampoco tuvo éxito y recurrió a un plan de estabilización inspirado por el FMI, que tuvo un coste social de pobreza y marginación muy elevado. En esta época surgieron dos movimientos guerrilleros: el M.I.R y el Ejército de Liberación Nacional.

En 1968 el general Velasco Alvarado encabezó el enésimo golpe de estado, esta vez izquierdista; su gobierno tomó medidas de inspiración socialista: nacionalizaciones, autogestión y reforma agraria. Hasta 1975 este gobierno de militares nasseristas tuvo un apoyo popular relativamente amplio, pero con el empeoramiento de la situación económica la población basculó hacia la oposición, en dos sentidos: de un lado el APRA, de otro la extrema izquierda trotskista y maoísta (en 1980 se fundó Sendero Luminoso).

En 1975 el general Francisco Morales Bermúdez sustituyó al enfermo Juan Velasco Alvarado y dio un viraje conservador al régimen, motivado sobre todo por el fracaso de las reformas económicas. La manifestación más violenta de la agitación social fueron las apropiaciones de tierras por campesinos y las seis huelgas generales entre 1977 y 1979. El gobierno militar no encontró medidas alternativas a la represión y optó por devolver el poder a los civiles: en 1979 se aprobó una nueva constitución y en 1980 se celebraron elecciones presidenciales y legislativas, ganadas por la Acción Popular de Terry. Éste volvió a la ortodoxia liberal, que ya se había demostrado ineficaz.

En las elecciones de 1985 hubo un nuevo vuelco: el candidato más votado fue el aprista Alan García. Ante los reiterados fracasos de todas las políticas económicas aplicadas hasta entonces, en las elecciones de 1990 fueron dos personajes atípicos, de fuera de la política tradicional, los que recibieron mayor apoyo electoral: el derechista Mario Vargas Llosa y el centrista Alberto Fujimori, ganador en la segunda vuelta.

En agosto de 1990 se empezó a aplicar el «Fujishock» (libertad absoluta de precios, despidos, privatizaciones, etc.). Los índices macroeconómicos (inflacción, balanza comercial, reserva de divisas) han ido mejorando, pero se ha condenado a más del 80 % de la población al paro o al subempleo. La epidemia de cólera de 1991 y la campaña del Gobierno de E.U.A. para erradicar el cultivo de la coca en los Andes, han dejado a la masa campesina en situación desesperada y la han lanzado en brazos de Sendero Luminoso, organización responsable de una campaña de atentados y guerrilla urbana.

Ante la guerra civil y quiebra absoluta del Estado, en abril de 1992 Fujimori protagonizó un autogolpe con el apoyo del ejército y la oposición de la clase política, para poder ejercer el poder sin limitaciones y, teóricamente, para derrotar al terrorismo senderista. En 1993 fue promulgada la nueva constitución presidencialista.

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