IRÁN: FLORA MEDICINAL

El 13º grupo de flora medicinal [aparecido en tres fechas diferentes] le dedicó la administración postal iraní a las plantas de utilidad para nuestras pequeñas molestias se realizó el 15 de julio de 2015 con el facial de 1000 Rls para la célebre Viola tricolor; el 5 de octubre de 2015, facial de 5000 Rls con la Matricaria chamomilla y el 5 de enero de 2016 la Crocus sativus facial de 30.000 Rls.

Se trata de una emisión de porte sencillo, sin grandes florituras, perfectamente reproducidas en el pequeño marco del trocito de papel: el color natural de la flora sobre el blanco, no sólo facilita la vistosidad de la especie filatelizada, sino también la cancelación de los signos postales que de esa manera no ofrecen duda cuando quedan matasellados. Vayamos ahora a la pequeña síntesis o reflexiones sobre la utilidad medicinal en cualquier lugar del orbe en el que uno pueda localizar estas especies que, evidentemente, son bien familiares para los españoles.

IRÁN: FLORA MEDICINAL

El de 1000 Rls  para la Viola tricolor [también conocida como trinitaria y de crío recuerdo que nuestros mayores la llamaban pensamiento], suele crecer entre las mieses [antes de esa gran destrucción de los cultivos de las denominadas hierbas silvestres gracias a productos químicos o herbicidas que acaban llegando a nuestros estómagos] y de ahí que crecieran buscando la luz, consiguiendo un mayor tamaño que en su estado natural.

Si está fuera de una zona cultivada, entonces se suele encontrar a menor tamaño, su floración es variable, aunque predomina el color amarillento, blanquecino o violáceo y de ahí su nombre tricolor. Las hojas suelen ser bastante aromáticas y de críos solíamos masticarlas, placer que todavía practico cuando ando por esos campos de mi entorno y me encuentro con especies que me devuelven a mi infancia/adolescencia, por lo tanto me son familiares. Los especialistas hablan de un sabor similar al salicilato de metilo.

La planta contiene un pigmento amarillo de desigual distribución que da lugar a la violacurcitrina, ácido salicílico, etc. Suele ser planta muy rica en vitamina C de la que se necesita nada menos que un kilo para lograr apenas dos gramos de esa imprescindible vitamina en nuestra dieta. Entre sus efectos más benéficos tenemos su acción depurativa y suele tomarse como infusión según la sintomatología del usuario que, entre otros efectos, notará que su orina cambia de olor y la micción nos parecerá similar al olorífico meado de gato.

Su uso en la farmacopea europea, al parecer, se expandió a partir del XVI. Dentro de las variedades de flora silvestre, es una especie prácticamente presente en toda la península Ibérica. Pero no debemos perder de vista que hay casi un millar de violáceas en todo el orbe, típicas de climas templados. En España su floración suele ser de una en una.

El valor de 5000 Rls se dedica a otra especie bien familiar para todos nosotros: la manzanilla que tantas veces solicitamos a modo de infusión. La Matricaria chamomilla deriva del griego chamaimelon [manzana de tierra y de ahí el diminutivo de manzanilla] y excelente para combatir el problema de la matriz [de ahí el nombre de matricaria]. Se trata de una hierba anual que suele alcanzar, bien regada, unos 30/40 centímetros de altura y habitual su cultivo hasta hace pocos años a modo de manojos para el consumo personal de prácticamente todas las casas. Hoy es bastante difícil de encontrar incluso de forma natural debido a la expansión de los herbicidas y el paulatino abandono del campo. La sabiduría popular servía para recoger una serie de plantas que las madres del mundo rural español emplearon hasta bien entrados los sesenta cuando se produce la gran evasión del campo de nuestro país y las grandes ciudades no dejaban de crecer a costa del abandono de la actividad agrícola. Nuestros antepasados, prácticamente con coste cero, se abastecían de lo imprescindible y sin necesidad de tener que visitar constantemente la farmacia; es evidente, entonces no nos habían cronificado y hoy, vete a saber por qué, somos más habituales de los productos farmacéuticos que del  placentero y dialogante café.

En la península Ibérica la hierba suele florecer a partir del mes de abril; o sea a principios de la primavera, dependiendo altitud y latitud, podremos verla florida hasta bien entrado el verano. La industrialización de la agricultura ha llevado a un uso/abuso masivo de la venta de las denominadas hierbas medicinales, en este caso, lo útil para nuestras jaquecas son sus florecillas o cabezuelas que deben de seguir un lento proceso de secado (recuerdo que mi madre las colocaba en una sábana extendida sobre las aulagas donde secaba la colada, por entonces hecha a mano, en momentos de sombra y pacientemente conservada en pequeñas taleguillas a las que acudía, sobre todo, cuando a alguno de los hijos le dolía la barriga).

La manzanilla tiene numerosos alcoholes y ácidos; como tal, también muchas propiedades, entre ellas la sensación sedante o sea la que provoca tranquilidad. Va bien contra los clásicos nervios, especialmente en las mujeres en períodos de menstruación y, en general, es un gran estimulante para una buena digestión; sobre todo si se ha hecho una copiosa comida (esa costumbre en muchas zonas se ha sustituido por el célebre chupito o licor de hierbas), no hay que perder de vida el poder tranquilizador de esta modesta flor, fácil de cultivar y entretenida su selección y secado.

Finaliza la emisión con la exclusiva Crocus sativus [azafrán, palabra que deriva del árabe zaferán o amarillo] es la especie que Teherán nos obsequia en este grupo, el facial es de 30.000 Rls y vio la luz el pasado enero. Sin duda es una de esas especies que son todo un filón para los que tienen el placer de cultivarlas; antaño era famosa por la zona de La Mancha [en Consuegra suelen celebrar algún acto relacionado con este tema] y el Levante; hoy también tratan de recuperarla en algunas zonas de Tarragona y Lérida. De crío, mi madre, empleaba las célebres “carteritas” donde se ocultaba ese frágil tesoro que hacía tomar color al arroz y una gran variedad de cocidos y estofados.

Se trata de una planta bulbosa, apenas del tamaño de una avellana, florece a finales del verano y durante el otoño. Llegó a la península con la cultura musulmana que la trajo de Oriente. Su cultivo fue decayendo y hoy constituye un artículo de lujo por el precio que alcanza el producto y de ella el dicho popular “lluvias en agosto, azafrán y mosto”. Puede darse en secano y regadío, se trata de una especie a la que no le gustan las bajas temperaturas, los cultivadores de esta joya de la cocina temen la llegada de las heladas retrasadas porque pueden provocar la destrucción de la cosecha y dar al traste con sus sembrados.

La recolección sigue también todo un ritual, debe hacerse al alba, antes de que el sol pueda llegar a marchitar la célebre “rosa del azafrán” [una genial pieza musical] y esa peculiar actividad se tiene que realizar en dos o tres semanas de manera manual. De cada cinco kilos de flores recogidas de manera tan primorosa en cestos, apenas saldrá un kilo de materia primera y de ahí que sea una especia muy solicitada, costosa de cultivar, de recoger y de procesar.

Para rematar, el azafrán no es amigo de la humedad, así que conviene conservarlo en frascos bien cerrados y en zonas bien secas al abrigo de la luz. Suele tomarse en infusión y en medicina tiene infinidad de usos desde la más remota antigüedad por una gran cantidad de efectos beneficiosos para el ser humano. Así que, sin uno saberlo, tomando un buen arroz familiar, estaba siendo tratado de una serie de patologías que hoy se nos fueron de las manos gracias al paulatino abandono de nuestros cultivos y la terciarización del hombre, sobre todo en el mundo que denominados civilizado.

JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía, doctor en Historia de América.

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