EL LXXV y LXXX ANIVERSARIO DE LA RADIO EN ESTONIA

     Las emisiones regulares en esta república báltica dieron comienzo en 1926, aunque la prensa de la época cita las primeras transmisiones experimentales realizadas en 1924. Los pioneros de la radio en este país fueron Félix Moor y el coronel Fred Olbrei, represaliados durante el régimen de ocupación soviética tras la II Guerra Mundial.Entre 1927-1947 Moor fue uno de los más populares locutores del país y está considerado el hombre de radio más innovador en toda la región hasta la ocupación, bajo el régimen estalinista, de todas las repúblicas bálticas. Tras finalizar la contienda fue duramente reprimido y obligado a dejar la Riigi Ringhääling [Compañía de Radio de Estonia] a finales de los cuarenta. Olbrei construyó algunos equipos e introdujo la primera grabadora a principios de 1936 [fabricación alemana] pero a este personaje radial tampoco le acompañó la suerte: fue deportado a Siberia en 1944, fue un prisionero político más de esta durísima etapa de la historia del pueblo ruso, en tan inhóspito territorio pasó los siguientes veinticinco años de su vida. La justicia comunista le condenó bajo la siguiente argumentación: «Si usted es el director de una emisora burguesa, entonces usted es un enemigo del Kremlin y, entonces, usted es culpable».

     La sociedad estonia está realizando un gran esfuerzo por recuperar su pasado y está montando un Museo de la Radio [Eesti Ringhäälingumuuseumi] al que ya llegaron los primeros receptores y las primeras revistas publicadas en Estonia antes de la llegada de las tropas soviéticas. Entre otras piezas de indudable interés, las figuras de cera de los pioneros Moor y Olbrei. El personal del museo ha recuperado numerosos aparatos y documentos; el receptor más antiguo construido en 1927, recordemos que, en los años veinte del pasado siglo, en este país se fabricaban receptores de radio en las factorías de Tallin y Tartu comercializados en la región báltica.

     Actualmente colaboran con el Museo de la Radio la Televisión de Estonia, la Radio Estatal, la Asociación de Radiodifusores y el Centro Técnico de Radiodifusión [Eesti Television, Eesti Radio, Eesti Ringhaäälingute Liit y la Eesti Ringhäälingu Saatekeskus AS, respectivamente]. Se abrió al público el 18 de diciembre del 2001 en la pequeña ciudad de Türi, allí se hallaba una antena Marconi de 197 metros de altura usada para las transmisiones radiales entre 1937-1941. Contaba con tres pies y no tenía cables de sujeción, lamentablemente fue destruida por los soviéticos, en su tiempo se consideró la antena más avanzada de todo el continente, con ella se aseguró la cobertura de toda Europa en la frecuencia de la radio onda media.

     El 75 aniversario de la radio en Estonia se celebró en todo el país, las primeras emisiones regulares surcaron el éter el 18 de diciembre de 1926. Una década después, cuando nosotros finalizábamos nuestra particular contienda bélica [1939], en este rincón báltico había en el aire nueve horas diarias de programación lideradas por la melodiosa voz de Moor. Actualmente funcionan en el país 35 emisoras de radio y muchas de ellas tienen varios transmisores en la FM que hacen posible una producción de varios cientos de horas.

     El correo le dedicó un sello de 4.40 Kr, se puso a la venta el 4 de diciembre del 2001 y estuvo diseñado por Jaan Saar, se imprimió en offset, hojas de veinte ejemplares y una tirada de cuatrocientos mil efectos que recogieron dos motivos esenciales en la historia de la radio: del fondo de un haz de ondas hertzianas aparece el sonriente rostro de Moor y, a la izquierda, el edificio de la calle Pikk 43 en Tallin, histórico inmueble donde funcionó el primer estudio de radio de Estonia.

     El 18 de diciembre de 2006 se emitía una nueva pieza radial, en esta ocasión para el 80 Aniversario; se trata de una tarjeta entero postal (la nº 38 desde la independencia). En el lugar destinado al sello va impreso, sobre fondo azul, en letras blancas y negras, leyendas alusivas a los 80 años de la radio en Tallin, fue diseñada por T. Olev y casi todo el anverso ilustrado con similares leyendas que simulan las clásicas cintas de grabadoras que, a estas alturas, han pasado a la historia ante el imparable avance de las nuevas tecnologías.

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