EL MUNDO DE LOS INSECTOS: LAS ABEJAS (ALDERNEY)

Las abejas son, posiblemente, uno de los insectos más estudiados desde los más remotos tiempos. Aristómaco, por ejemplo, le dedicó nada menos que 60 años de su vida; Cicerón o Virgilio algunas de sus más inspiradas páginas. Numerosas referencias encontraremos en textos sagrados, la Ilíada o Herodoto que las compara con un gran ejército que acorrala a su enemigo (los que alguna vez sufrieron sus picaduras pueden entender la metáfora, sobre todo teniendo en cuenta que la abeja de la región es mucho más agresiva que la habitual de nuestros campos peninsulares). La bibliografía y páginas visitadas nos habla de varios miles de especies. Lógicamente tendremos que centrarlo en las filatelizadas por el servicio postal de la isla de Alderney. Por su utilidad inmediata para el hombre, las melíferas son las que más nos interesarían aunque, como gran parte de los insectos, su labor global es el gran triunfo del renacimiento, de la vida, que lleva adelante el reino vegetal por medio de la polinización.

Las abejas de la miel ofrecen diferentes variedades y razas, siendo su distribución bastante amplia, sólo las zonas polares han escapado a su colonización, en Europa se han documentado hasta los 60 grados Norte. La utilidad de la abeja no es sólo por la miel, favorecen la polinización (transportan el polen entre sus pelos y patas), el betún, la cera, etc., parcelas que generan beneficios a los silvicultores de medio mundo.

Dentro del género Apis encontraremos más de una decena de especies, destaca la Apis mellifica  tal y como la denominó Linneo,  Apis cerifera (Scopoli), Apis domestica (Ray y Réaumur) o Apis gregaria (Geoffroy), conocida desde la antigüedad, era la melita o melissa de los griegos, la apis de los latinos o la deborah de los hebreos; se cree llegó a Europa a través de Asia Menor de donde se considera originaria.

En algunos continentes la abeja melífera fue introducida, los españoles la llevaron, en el XVIII, al Nuevo Mundo: Pensacola-Florida (1763) o Cuba (1764). Pero la especie que triunfó fue la abeja alemana que, prácticamente, desde el XIX vive de forma salvaje compartiendo territorio con otras nativas o introducidas en el continente.

En la mitología se le atribuyen ciertos poderes; en la griega, india o finlandesa. También es ampliamente reflejada en la numismática de la antigua Creta o Efeso por ejemplo. Las abejas más antiguas aparecen en restos de fósiles con más de cien millones de años, según los paleontólogos y la bibliografía consultada, esa sería la edad de la abeja encontrada en una mina de ámbar de Birmania (actual Myanmar); sus pelos tienen una estructura ramificada, tal cual las conocemos hoy.

La abeja, en fin, simboliza la laboriosidad, el ahorro, la castidad o la esperanza. Hay fabulosas colecciones temáticas que enaltecen al insecto y muestran, filatélicamente hablando, lo que un estudio pormenorizado, del tema más insospechado, puede dar de sí. Las seis especies filatelizadas por el servicio postal de la pequeña isla de ALDERNEY (Canal de la Mancha) son las siguientes:

Andrena fulva (36p), se estiman unas 200 las especies de la abeja solitaria en las islas británicas, suelen realizar su puesta en jardines y prados donde la hembra excava un pequeño agujero en el suelo, tamaño similar a la abeja de la miel, suele aparecer entre marzo y mayo; la primera referencia la realizó Müller en 1766.

Bombus pratorum (43p), abejorro relativamente pequeño, sin embargo presenta una gran belleza, se cría formando pequeñas colonias que localiza en diminutas cavidades excavadas en el suelo, sobre viejos nidos de pájaros o en el estiércol. La taxonomía la realizó el prestigioso Carl von Linneo en 1761. Suele presentar coloración negra con franjas amarillas, en el abdomen presenta algunos segmentos rojos. La reina es la más grande, alcanza los 15-17 mm, los machos 11-13 y las obreras entre los 9-14 mm. Habituales entre marzo y julio, en zonas más cálidas los primeros ejemplares suelen aparecer en febrero. Muchas de las colonias se componen de 50 a 150 individuos.

Colletes daviesanus (51p) comúnmente conocida con el nombre de abeja barrenadora, suele ser otra especie solitaria y sus nidos los ubica en taludes, generalmente de arcilla. La taxonomía la realizó Smith en 1846; actualmente hay reconocidas 468 especies dentro del género colletes.

Nomada goodeniana (54p), la primera referencia de esta especie la realizó Kirby en 1802 cuando se refirió a la abeja apoidea.

Halictus scabiosae (56p) la primera taxonomía corresponde a Rossi, 1790,  grupo subdividido en 15 subgéneros que contienen más de 330 especies. Mayoritariamente se localizan en el Hemisferio Norte (hay otras especies en África y América del Sur). No suele formar colonias numerosas, generalmente son 2-4 individuos y muy raramente han sido documentados nidos con 200 ejemplares.

Apis mellifera (77p) es la abeja por excelencia, tiene la mayor distribución mundial, la primera clasificación la realizó Linneo en 1758. En la actualidad se estiman más de treinta razas de la abeja europea. La abeja reina se desarrolla en unos 16 días, ésta se alimenta de jalea real, es la única hembra fértil y de sus huevos nacen las demás abejas que compondrán la colmena, será de una pequeña larva que habrá sido alimentada por las obreras, la vida de la reina está estimada en tres años. Las obreras necesitarán 21 días para su eclosión y tendrán una vida mucho más breve, por lo general tres meses, la función vital es el cuidado del panal, mantener en orden la colmena, criar las larvas, vigilar, recolectar néctar y polen, etc. No dudan en sacrificarse en caso de peligro para la colonia. Finalmente tendremos los zánganos que suelen nacer a los 23 días, son los machos de la colmena, su función vital es fertilizar a la nueva reina con la que copulan en pleno vuelo. Tras el acto sexual el zángano muere y la reina continua copulando con varios zánganos más (generalmente unos 15).

Como curiosidad debemos señalar que en 1973 el Premio Nobel de Fisiología fue concedido a Karl R von Frisch, Konrad Lorenz y Nikolaas Timbergen por el estudio que permitió descifrar el sistema de comunicación de las abejas en cuya danza encierran el mensaje de la distancia y la dirección a la que se halla la fuente de alimentación.

El ser humano se encargó de transportar la especie a todos los continentes, aunque su área de distribución natural se localiza en el norte de Italia, en la zona Mediterránea se localizan 13 razas; la subespecie con la que se pobló el continente americano es conocida como «abeja criolla». Las melíferas se distinguen por su alta socialización y grandes colonias.

La preciosa emisión apareció el 26 de febrero de 2009, el diseño corrió a cargo de Petula Stone, impresos en litografía offset por la BDT International-Irlanda en minipliegos de diez ejemplares con abundante información y viñeta casi igual al tamaño de los diez sellos, una serie completa se recoge en hojita bloque con un impecable diseño y doble sobre de primer día.

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JUAN FRANCO CRESPO
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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía, doctor en Historia de América.

Un comentario:

  1. pss las abejas son mui malas si no la torean bueno y su caracteristicas son que comen miel o sino la almasenan en sus nidos y luego las riegan y les iegas atirar el nopal y te persijen y te pican beei

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