TECNOLOGÍA - HISTORIA: Prehistoria y Edad Antigua - 2ª parte
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Tecnología

HISTORIA TECNOLÓGICA

Prehistoria y Edad Antigua - 2ª parte


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Las primeras comunidades agrícolas

on la llegada de la Edad del bronce las formas de vida nómada se fueron haciendo sedentarias, asentándose para desarrollar la agricultura. La mayoría de sociedades distribuidas por los diferentes continentes habían obtenido avances tecnológicos: utensilios con púas para pescar, arcos y flechas para cazar, agujas para confeccionar vestimentas, lámparas de aceite animal para iluminar... A la vez, las prácticas de la caza y la recolección de frutos del bosque se fueron transformando en actividades propias de sociedades agrícolas.

No obstante, muchas actividades agrícolas fueron itinerantes: al desconocerse aún como abonar las tierras se ocupaba un bosque, se incineraba y sobre el suelo rico en nitrógeno se cultivaba durante unos pocos años hasta que la tierra quedaba exhausta de nutrientes, momento en que se buscaba otro bosque virgen para iniciar otro ciclo. La agricultura itinerante ha causado graves daños ecológicos en el pasado, ya que tras el levantamiento quedaba detrás un espacio muerto y desolado, en donde antes era un lugar lleno de vegetación y vida animal.

El desconocimiento de cómo abonar la tierra llevó a muchas prácticas de agricultura itinerante, incinerando los bosques para hacerlos fértiles y abandonándolos varios años después al quedar exhaustos
El desconocimiento de cómo abonar la tierra llevó a muchas prácticas de agricultura itinerante, incinerando los bosques para hacerlos fértiles y abandonándolos varios años después al quedar exhaustos

Además de por efecto de la agricultura itinerante, se manifestaron otras prácticas que se tornaron dañinas para el medio ambiente y una alteración mayor del entorno debido a la demanda de leña, que llevó a la deforestación de grandes áreas de bosques. Además, el excesivo pastoreo de ovejas y ganado vacuno condujo a un desequilibrio en el crecimiento de nuevos árboles en las tierras pobres. Como resultado de todo ello, comenzó una aparición gradual de áreas desérticas.

Las primeras comunidades agrícolas ya habían surgido hace unos 12.000. Las más importantes se establecieron en Mesopotamia (actual Irak), en las riberas de los ríos Tigris y Éufrates, donde los suelos eran sumamente fértiles gracias al transporte de nutrientes que los ríos depositaban en sus márgenes. Además, estas zonas disponían de numerosos árboles, que aportaban leña y madera. Los vestigios de sociedades agrícolas también se han encontrado en otras regiones muy distantes, que abarcan desde el sureste asiático hasta México.

Hace unos 7.000 años, las comunidades agrícolas fueron estableciéndose por numerosas regiones del mundo. Entre las más cercanas cabe citar Israel, Líbano, Siria, Jordania, Grecia y las islas de Chipre y Creta. Las construcciones eran de piedra y entre sus herramientas ya se distinguían la hoz y el arado; los cultivos eran preferentemente cereales. Posteriormente, unos 1.000 años más tarde, la práctica de la agricultura fue extendiéndose por un lado al Oeste, a Europa central, hacia el río Danubio; por otro lado al Sur, a las costas mediterráneas de África y riberas del río Nilo; y hacia el Este, hasta el valle del Indo.

En la cuenca del río Nilo se manifestaron algunos avances tecnológicos de interés: la construcción de diques y barreras fue una experiencia constante, motivado por las inundaciones a que eran sometidos cada año los valles del Tigris y el Éufrates tras la estación de cosecha. Y por el contrario, durante la estación de cosecha, en que las lluvias escaseaban, debían construirse y mantenerse canales y sistemas de irrigación para regar los cultivos. La capacidad tecnológica de estas sociedades agrícolas asentadas en las riberas del Nilo, debían poner a prueba todo su ingenio año tras año, pues las inundaciones no dejaban rastro de las marcas de propiedad de la tierra, debiendo comenzar de nuevo al año siguiente las labores de reconstrucción, además de nuevas mediciones sobre el terreno para establecer la longitud de cada parcela.

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