LA RADIO EN LA LITERATURA: EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE FIDEL

“En el momento que se cuestiona el socialismo, nuestros tribunales han hecho una advertencia”
[Fidel Castro, Fusilamientos de 1989]

La presente reseña, fruto de la casualidad,  la extraigo de este aporte del periodista José Manuel Martín Medem, Los Libros de la Catarata, Madrid, 2014, 160 páginas. Es cierto que la radio no se prodiga y que lo que uno se encuentra es una radiografía sobre unos hechos y un personaje que no dejan a nadie indiferente. Incluso para los izquierdistas convencidos, debería ser un libro de cabecera por aquello de ver lo fácil que resulta acusar y no asumir los errores. Incluso hay hechos que dan mucho que pensar porque nos afectan a los españoles de estos momentos, aunque se estén analizando los acontecimientos de los ochenta [o más atrás con el asesinato de Kennedy] y que dan mucho que pensar sobre la catadura moral de ciertos personajes que han marcado nuestra historia ¿democrática? Ignoro si una vez leídos estos testimonios de Medem uno puede realmente llegar a tragárselo.

LA RADIO EN LA LITERATURA: EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE FIDEL

Sinceramente, leer te hace más libre, más realista, más juicioso. Incluso me atrevería a decir más feliz. Son obras como esta la que nos hacen creer que los intelectuales o periodistas tienen una misión en la vida y que nos devuelven al camino de confiar, que siempre hay alguien dispuesto a sacrificarse por aportar un grano de arena [más o menos como el fotógrafo Gervasio Sánchez], aunque a partir de determinado momento te acaban  “encorsetando” y se extienda, sobre los valientes autores, el más absoluto de los silencios.

En estos cuarenta años hemos visto y vivido de todo. Pero podredumbre a sacos. Así que nada tenemos que añadir a este importante testimonio y deberá de ser el lector el que silenciosamente tenga que realizar su propia introspección. Eso sí, la gente con pensamiento unidireccional, lo mejor es que no se enfrente a este texto [le podría dar un cólico nefrítico y eso duele cantidad] porque podrían darse unos “brotes” que no tendrían que ser precisamente “verdes”.

Así que (hecha esta pequeña introducción) vayamos a lo que nos interesa: LA RADIO EN LA LITERATURA, en este caso no es mucho, pero también está recogida. Lamentablemente, yo pensaba encontrarme mucho más información sobre la radio clandestina, pero parece que es una parcela a la que muy pocos autores les ha interesado y sigue resistiéndose a salir a la luz, quizá porque no es fácil localizar los materiales que hicieron posible ese tipo de radiodifusión, combativa y comprometida, que tanto hizo por desenmascarar a los embaucadores de tantos y tantos países de los más insospechados rincones del orbe.

Como siempre, al final, entre corchetes y negrita, la página en que está recogida la referencia radial que reproducimos aquí. Esperamos que disfruten de esta nueva entrega y ya saben: LEER NOS HACE SER MENOS ADOCTRINADOS. Curiosamente lo contrario de lo que dicen defender los que luchan por la libertad o el refrán que me explicaban siendo niño: el partido zambomba, quítate tú para que yo me ponga. En fin, basta de disquisiciones; entramos en materia.

“El Comandante en Jefe sostiene que nada saben de las operaciones de Tony hasta que descubren el viaje a Medellín del ayudante de Ochoa, pero a continuación reconoce que ya habían descubierto dos meses antes las comunicaciones por radio para la conexión cubana, oficialmente no autorizada”. [33]

“El 23 de abril la Contrainteligencia había informado que en su investigación detectaron comunicaciones entre Colombia, Cuba y Miami para operaciones de narcotráfico que se realizaban en nuestro territorio o en las aguas jurisdiccionales”. [34]

“Colocaron transmisores satelitales en varios tanques de dicho precursor químico y así localizaron la fábrica de cocaína en las selvas del Caquetá, departamento del sur de Colombia. Según Rodrigo Lara Bonilla, allí encuentra un helicóptero de la familia de Álvaro Uribe, protector de Pablo Escobar como director de la Aeronáutica Civil”. [83]

“En el área de información internacional de RNE destapamos una operación de la CIA para organizar desde Madrid una campaña de propaganda que mejorase la imagen de los contras en Europa e influyera sobre el Congreso de Estados Unidos en la autorización de los cien millones de dólares con los que la Administración Reagan quería financiar la guerra de los antisandinistas. En la primera quincena de mayo de 1986, conseguimos documentación interna de la Unión Nacional Opositora (UNO), la fachada política de los contras creada y financiada por la CIA para convencer al Senado y a la Cámara de Representantes de que eran una alternativa democrática al gobierno de Nicaragua. Teníamos el programa de la reunión que habían mantenido en Madrid, el 10 y el 11 de febrero, los tres dirigentes de la UNO, Arturo Cruz, Alfonso Robelo y Adolfo Calero, con periodistas y expertos en relaciones públicas para contratar una estrategia de comunicación  antisandinista. “El instrumento fundamental de la campaña –decía el memorándum que nos habían filtrado- debe ser la prensa escrita, el medio que más influye en la opinión pública europea. Hay que conseguir la difusión permanente de información favorable que vaya calando con la apariencia de ser espontánea.” Las instrucciones de la UNO para sus propagandistas insistía en tres objetivos: “Denunciar al gobierno sandinista por totalitario, militarista y terrorista. Proyectar una imagen de la UNO que la caracterice como la alternativa democrática para la recuperación de los derechos y las tradiciones nicaragüenses. Además, teniendo en cuenta que para la contra es absolutamente indispensable la ayuda norteamericana, debe establecerse desde el primer momento y como finalidad básica que los cambios que se produzcan en la opinión pública y en las posiciones políticas de los países europeos sean conocidos y valorados en los Estados Unidos”.

            La campaña se proponía crear el buen ambiente necesario para que, en poco tiempo, se organizaran, en los países europeos más importantes, Comités para la defensa de la Democracia en Nicaragua.

En el documento de conclusiones, el equipo de comunicación de la UNO aseguraba que “se contará con algunos de los mejores escritores y periodistas españoles que garantizarán la adecuada redacción y presentación de los textos y los documentos con el fin de que sean fácilmente asimilables para los medios de comunicación europeos”. La CIA les respaldaba con un presupuesto mensual de cien mil dólares.

Cruz, Robelo y Calero habían viajado a Madrid invitados por Alianza Popular, el partido de la derecha española, radicalmente antisandinista.

Los periodistas que se pusieron a su disposición sintonizaban con ese grupo político, entonces en la oposición. Destacaba entre ellos el empresario de relaciones públicas Rafael Ansón que, al difundirse la información de RNE, no negó sus contactos con la UNO y dijo que le parecía muy bien que en Europa se informase mejor sobre Nicaragua e incluso comentó: “Me gustaría dirigir esa campaña”. El periódico favorito de los contras era el ABC, dirigido precisamente por Luis María Ansón, hermano de Rafael. El diario madrileño La Tarde añadió que la campaña tenía a su disposición a la agencia de prensa Multipress, relacionada con el Opus Dei y dirigida por Sucre Alcalá, el delegado de la UNO en España.

En aquel momento, mayo de 1986, todavía continuaba el conflicto judicial por la extradición a Estados Unidos o a Colombia de los narcotraficantes Jorge Luis Ochoa y Gilberto Rodríguez Orejuela, ya habían asesinado a Barry Seal para que no hablara sobre la complicidad de la CIA y los contras con el narcotráfico y faltaban cinco meses para que, al derribar el avión de Enrique Hasenfus, el gobierno sandinista consiguiera la prueba indiscutible sobre el abastecimiento clandestino de la CIA para la guerra de los mercenarios.

La información que RNE había conseguido en exclusiva fue ignorada por la mayoría de los medios de comunicación más importantes y tratada con escepticismo por los que decidieron reproducirla. Pero tuvieron que rectificar a los pocos días, cuando funcionarios estadounidenses y Alfonso Rabelo, del triunvirato de la UNO, reconocieron que era verdad lo que habíamos contado.

La confirmación definitiva fue una crónica de Francisco G. Basterra, corresponsal de El País en Washington, publicada el 15 de mayo”. [97/99]

 

Hasta aquí lo que dio de sí, radialmente hablando, la obra de Medem. Evidentemente algunos datos aclaran los debates que los diexistas mantuvieron en los ochenta sobre las orientaciones ideológicas de las diferentes facciones en conflicto en el pequeño país centroamericano y las múltiples ofertas radiales del momento. Curiosamente no encontré nada sobre las organizaciones salvadoreñas que, teóricamente, quedan fuera de los acontecimientos que analiza el prestigioso autor que estuvo durante tres décadas en RNE y representaba a Izquierda Unida en el Consejo de Administración. Algunas de sus obras deberán de convertirse, con el paso de los años, en objeto de estudio para poder comprender el “desmontaje” de la radio y la televisión pública en España que, curiosamente, se inició por los experimentadores ideológicos del momento.

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