DIARIO DEL VIAJE A CHINA: CONCURSO PERCIBIR CHINA-NINGXIA 2013 (6)

DÍA 15 DE DICIEMBRE

Me levanto con la extraña sensación de que hoy estaré más sorprendido que ayer, pero menos que mañana. Despierto antes de hora, el reloj biológico sigue marcando el ritmo y no reconoce los nuevos horarios, esa es una de las consecuencias inmediatas cuando atraviesas varios husos horarios. Tu cuerpo dice “nones” y despiertas cuando no debes o tienes sueño cuando no es el momento.

Me higienizo y me voy a pasear por los alrededores del hotel, al parecer soy el único del grupo que ha salido, impresionan sus amplias calles y su peculiar presentación y limpieza. Miles de personas transitan ya la ciudad [apenas son las seis de la mañana], ni un solo papel en el suelo, ni una pintada en los muros… En fin, un mundo muy diferente a la realidad cotidiana en España. Hace frío, pero nada que ver con los 15º bajo cero que venía observando de previsión para el Noroeste de China cuando consultaba el tiempo para adaptar mi ropa y previsiones a una zona climatológicamente más extrema que Cataluña.

Regreso al hotel y me dedico a curiosear la abundante folletería de la recepción que, generalmente, está en chino y árabe. Encuentro un tríptico con una breve reseña en inglés que habla de unos gigantescos estudios cinematográficos, los más grandes al Oeste de China. Ese folleto me impacta con sus fotos e interiormente me hacía gracia poder conocerlos [el programa no lo sabíamos y era una de esas sorpresas del día] ¿sería posible?

Tras el desayuno nos ponemos en marcha y las guías locales van desgranando el programa del día: ¡Bingo!, los estudios cinematográficos son nuestro destino y a ellos llegamos tras una larga hora de microbús que nos permite admirar con mayor amplitud los inabarcables límites de la populosa Yinchuan, una ciudad que, dicho sea de paso, no siempre se localiza en los mapas y mucho menos te informan de sus características. Sólo un gran desierto y los hacedores de enciclopedias españoles tan tranquilos. ¡Somos el ombligo del mundo; escribimos y detallamos hasta nuestro último villorrio y no citamos a ciudades que por sí solas son todo un país!

Los estudios están catalogados por las autoridades de turismo como uno de los sitios de máxima categoría. Tienen todos mis respetos y ratifico esa calificación o categoría turística. Nadie que venga por esta zona del mundo debería dejar de recorrer tan impresionante complejo; si es cinéfilo, entonces ya no hay duda, olvídense de otras instalaciones en otros países, estas le impresionarán o simplemente le abrumarán ante la magnitud del espacio y las caracterizaciones de sus instalaciones. Si tiene tiempo, entonces debería de ver cada casa o edificio, se encontrará no en unos estudios cinematográficos, sino en infinidad de museos y decenas de oficios ya desaparecidos en otras latitudes.

Un punto y aparte es el dedicado a la vida tradicional en un poblado de la Dinastía Ming: las películas que alguna vez vio sobre feroces períodos de historia bélica no serán realmente nada para el concreto trabajo de construcción y fidelidad llevado a cabo por los creadores de este centro que apenas cuenta veinte años de existencia.

Otro apartado que no se deberá dejar de ver es el dedicado a las antigüedades que fue reuniendo el director-escritor Zhang Xianlang, es un conjunto no sólo precioso, sino de incalculable valor y me atrevería a catalogar de único, pero decir eso, de algo en China, es comprometerse a equivocarse.

Infinidad de muebles clásicos hechos por los mejores artesanos de su tiempo que ponen a prueba no sólo la capacidad del trabajador [en este caso los carpinteros chinos que acabaron confeccionando verdaderas obras de arte]. Algunos de los muebles deliciosamente tallados, ofrecen infinidad de referencias no sólo al neófito, sino para el estudioso de los turbulentos períodos históricos en que se vio sometido el país, algo que contrasta actualmente con la sencillez de sus gentes, su laboriosidad y, sobre todo, su amabilidad con el extranjero: siempre una sonrisa en los labios y un deseo constante de servir. Verdaderamente se cumple aquel lema [creo que de los Rotarios]: Antes que nosotros, los demás. Se desviven por hacerse entender y entenderse.

Fuimos agasajados en el restaurante de las instalaciones cinematográficas y compartimos la mesa con las cinco personas que la organización puso a nuestra disposición. Inmediatamente comenzó el ritual de llegada de platos, una veintena, de suculenta comida se acaban concentrando en la mesa redonda y ya estamos otra vez con los palillos [para mí era como la gota malaya, sobre todo si se me habían olvidado los que me regaló Ingrid, mi asistenta, en Beijing, que están unidos como los que había utilizado en Japón y que me facilitaban esa labor de “atrapar” la pieza correspondiente] y llegué a la conclusión que, antes de volver a viajar, uno tiene que realizar sus prácticas, libre de miradas, para tratar de dominar el arte de comer con ellos si no quiere convertirse, en una mesa de estas características, en el característico punto de fuga, o lo que es lo mismo: que todas las miradas se concentren en tu persona.

En algunas de las actividades y profesiones antiguas los tres ganadores fueron invitados a participar en ellas. La más pintoresca fue la protagonizada por el ganador de Senegal que, mientras caminábamos, fue elegido para coger la pelota que una dama [teóricamente en penumbra y tras un velo que tapaba su cuerpo] le lanzaba desde la terraza-balcón del edificio; si no caía al suelo, era el afortunado para casarse con ella. Tras la ceremonia, en la que India y España se convirtieron en testigos improvisados, a modo de padres de los contrayentes, se sientan y autorizan el enlace. Entonces los novios entran en la casa y el hombre, con un bastoncillo lindamente decorado, es autorizado a levantar el velo de la novia, momento en el que se acaba la ceremonia y continuamos el recorrido; a juzgar por las risas y las caras de los centenares de chinos que se acumularon en aquella esquina, la cosa fue sumamente divertida y las cámaras de fotos no dejaron de lanzar sus “clicks”.

De las varias actividades que participé, las que más disfruté fue en la imprenta de tipos móviles donde, convenientemente embadurnada, la brocha untó los tipos, coloqué el papel y apareció reproducido el texto de Confucio que luego me entregaron. Otra que tampoco se olvida es la de la forja [me devolvía a la Fragua de Montoya, en mi Alhama natal, donde tantos días de inviernos pasábamos algunos de los críos vecinos, la misma estaba justo debajo de nuestra casa familiar, donde nacimos los seis hermanos y representaba también un lugar de asueto cuando el tiempo no daba para disfrutar en la calle. ¡Qué tiempos aquellos: siempre jugando, las calles llenas de críos, llenas de vida!], allí, martillo en mano, a machacar, contra el yunque, el hierro candente para darle forma y el “trabajador de turno” había ido enrojeciendo a base de darle al fuelle manual [el de Montoya ya era a manivela, o al menos el que yo recuerdo] que preparó el duro metal para ser moldeado y entonces te permite domarlo, finalmente se mete en agua y endurece el trabajo, listo para colocarlo donde el operario lo necesita. Infinidad de fotografías que, imagino, ahora están en los lugares más inverosímiles y los visitantes que estaban en aquellos momentos recordando la “juerga” viendo al occidental dale que te pego; en definitiva disfrutado del momento vivido gracias a ese espectáculo gratuito y tradicional del forjador o fragüero.

Tras abandonar los estudios poníamos rumbo a las Montañas de Helan que protegen a Yinchuan de los rigores del clima desértico en el inmenso norte de China y al mismo tiempo la nutren de unos recursos hídricos que hacen que la ciudad se convierta en un verdadero vergel nada más despertar la primavera, aunque en los momentos de mi visita los árboles estaban en plan fantasmagórico, quietos, inhiestos y desnudos que asemejaban un bosque encantado que, en algunos casos, estaban totalmente helados y llenos de carámbanos que te quitaban las ganas hasta de respirar. Las lagunas y los ríos completamente helados y, como siempre, de manera impasible, ellos tan tranquilos en su taburetito tratando de pescar algo a través de los agujeros que hacían en el lecho acuático que regularmente superaba los diez centímetros de grosor, cosa que explica la tranquilidad con la que se tomaban los cruces de aquellas gigantescas y naturales pistas de hielo.

La tierra, sorprendentemente, primorosamente labrada, infinidad de hectáreas preparadas o bien en barbecho, esperando la llegada del momento de la siembra que aquí se decanta por las hortalizas y que eclosionan con centenares de tipos que luego sirven para alimentar millones de personas hasta los más recónditos lugares del país. Indudablemente estos recursos hacen de la zona el jardín del edén, para ello sólo basta visionar algún reportaje o fotos tomadas en primavera-verano, enriquecen y alegran la vista gracias a ese tradicional y natural ciclo de la vida.

Llegamos a las Helan, allí también nos espera un Museo, somos agasajados, una vez más, por los responsables de la instalación y Nancy será nuestra anfitriona local para deleitarnos con sus precisas y acertadas explicaciones de esta interesante instalación. Dominaba la materia y eso se agradece porque te engrandece el alma. Así que cualquier comentario sobre el museo y las instalaciones, seguramente será poco para lo bien montado y estructurado que lo tienen. De todos cuantos había visto con material pétreo, no hay duda::: EL MEJOR. Insuperables los petroglifos [su yacimiento está en el mismo entorno] y el arte rupestre aunque por razones obvias en este caso fuese mediante el recurso de las filmaciones o fotografías a diferente tamaño que te permiten realizar un viaje planetario, fabulosamente documentado y sin reparar en gastos. También hay que agradecer la presencia de numerosas herramientas líticas [otra vez el recuerdo, los tajos de Alhama, las cuevas de los Molinos, las hachas de piedra que a veces encontrábamos cuando estábamos jugando por ellas, el picapedrero Escobedo, la barra para horadar la roca, preparar el barreno y, finalmente, la explosión que destrozaba el pétreo recurso que luego el artesano convertía en obras de arte o en modestos bordillos] que nos permiten ver la evolución de nuestra especie a lo largo de miles de años. Un libro de historia no explica mejor esa lección magistral que entraba por nuestras retinas. Era imposible abandonar las instalaciones sin hacerte más preguntas y cuestionarte toda la historia porque ¿cómo explicamos que en la prehistoria, a miles de kilómetros de distancia, los hombres dejaron sus huellas a veces con las mismas bestias? ¿Cómo, a pesar del simple trazado realizado a golpes en las rocas tuvieron ya la concepción artística y, además similar a pesar de los miles de kilómetros que los separaban físicamente? ¿Cómo, por ejemplo, representan especies en celo con penes de considerable tamaño y eso haya estado censurado en muchos momentos de la historia del hombre y en los más disímiles momentos históricos, políticos o religiosos?

Lástima que la cámara, precisamente en lo mejor de esta visita me da señales de agotamiento de la batería. El gran problema de cada jornada. Un día más sin fotos, veremos que podemos extraer de la web de CRI en la que Ingrid, la asistenta que me han asignado para el viaje, ha de completar la jornada de trabajo y tiene que enviar no sólo las impresiones, sino las fotos que van a la versión china y española. Imagino que lo mismo sucede con los asistentes de los ganadores de India y Senegal. Otra fuente de recursos será el joven que nos acompaña de la redacción italiana y que se encarga de la intendencia y los papelorios, pero que también está realizando infinidad de tomas y me imagino ese material formará parte de algún posible programa futuro.

En esas instalaciones, impresionantes, grandiosas y hermosamente montadas, me hice muchas preguntas que resumo en una afirmación: a este ritmo, en diez años, China ya no tendrá ningún competidor en el tema turístico. Será el farolillo rojo, el país inalcanzable. La pregunta. ¿Dejarán que siga su camino? ¿Le harán estallar como ya lo hicieran varias veces en su historia moderna, especialmente en el XIX cuando los ejércitos de varios países europeos destrozaron y saquearon sus palacios de manera inmisericorde?

Museísticamente hablando, las instalaciones son un canto a la obra bien hecha, con rigor, sin censura. Todo lo que puede haber de interés en un museo de estas características, allí está. Bien en original, bien en impecables fotografías que, en muchos casos enaltecen la labor de aquellos anónimos artistas que tenían en la piedra su particular lienzo y en donde expresaban magistralmente su estado de ánimo con ejemplares de flora y fauna que muchas veces ya son sólo memoria.

De España estaba representada la Cueva de Altamira y su inconfundible Bisonte. En definitiva una pinacoteca con lo más ganado del arte rupestre y el mundo de los petroglifos que está ampliamente presente en estas bellas montañas en donde hay documentados más de seis mil obras y los estudiosos no dejan de añadir, año tras año, nuevos hallazgos.

Salimos y los árboles continúan helados, formados, cubiertos del inigualable líquido de la vida en estado solidificado, parecen figuras salidas de los cuentos de hadas o bien de esas películas de terror. La naturaleza, una vez más, se convierte en hacedora de arte y nos obsequia con un excelente catálogo de piezas a lo largo del recorrido de más o menos una hora que nos lleva hasta el río, excelentemente trazado y todavía mejor preparado que el museo por parte de la guía local que también nos advirtió de la presencia de las cabras salvajes [aunque ellos le dicen oveja azul, pero para mí eran cabras porque tenían pelo y no lana, la coloración también difiere, es marrón, grisácea o plateada, aunque también puede que esta sea de tipo temporal para poder mimetizarse con el medio y defenderse mejor de los depredadores naturales, la especie está totalmente protegida y dicen que tiene aquí la población más alta de toda la Tierra en su medio natural].

Dos de ellas, la madre y su cría, bajaban los roquedales a grandes saltos en busca del agua en el río helado que aún tenía ciertas partes de rápidos donde, formando pequeños hilos, todavía no había sido cortado el flujo acuático; con el folleto explicativo descubriría que suelen saltar hasta diez metros y su hábitat natural entre los 2500-5000 metros. Tras el programa de protección de la fauna silvestre estos preciosos animales son hoy mucho más fáciles de observar por el ser humano.

Poco después realizábamos el regreso hasta el microbús y en marcha hacia el confortable hotel, ahora nos alojaríamos en el ROYAL. Poco después cenamos como cosacos, no hay límite, pero ya vamos acusando el cansancio de estas maratonianas jornadas que no dejan de sorprender a todo el grupo [excepto la guía y el chófer local] que admira por primera vez estos contornos. Uno de los ganadores prefiere despedirse y quedarse ya en la habitación, aunque apenas estuvimos dos horas y a las ocho ya cada uno estaba en sus aposentos para reponer fuerzas, nos espera una nueva jornada. Definitivamente me afirmo en lo que escribí en mi reflexión cuando participaba en el concurso: Definitivamente, su lejanía es su tesoro. Ese es su peculiar manto de seda protector. ¡Ningxia, consérvalo!

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