INVENTOS E INVENTORES: Historia de los inventos: La Revolución Industrial - 2ª parte
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Inventos e inventores

HISTORIA DE LOS INVENTOS

Fuente: Revista "Sucesos"

La Revolución Industrial - 2ª parte


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Nuevas fuerzas al servicio del hombre

letra capitular En el siglo XVIII el hombre aprendió a servirse de una fuerza natural que hasta entonces sólo le había intrigado sin que jamás comprendiese su importancia: la electricidad. Benjamín Franklin en los Estados Unidos y Luigi Galvani en Italia dieron los pasos previos que permitirían a Volta construir la primera pila eléctrica en 1800, la que, a su vez, sería usada por el inglés Davy para inventar la iluminación de arco.

Después de que el danés Oersted descubrió en 1820 la relación de los fenómenos eléctricos con los magnéticos, Ampère y Faraday estudiando más a fondo el problema, prepararon el camino para que se iniciara, alrededor de 1840, la era de la electrotecnia. Después vendrían las dinamos, y la energía que producían alimentaría los arcos voltaicos de iluminación que comenzaron a cambiar a partir de las últimas décadas del siglo el paisaje nocturno de las grandes ciudades europeas: se instalaron en la Gare du Nord de París, en 1875, y en un teatro londinense tres años más tarde. Pero la intensidad lumínica y el alto costo de las lámparas de arco las hacían inadecuadas para el uso doméstico; antes que se generalizara el empleo de luz eléctrica, Edison tendría que inventar la lámpara de filamento incandescente o ampolleta.

Sin embargo, el verdadero símbolo del siglo XIX sería otra fuerza, hasta entonces apenas conocida, domeñada por el ingenio humano puesta al servicio del progreso: el vapor.

SUBTERRÁNEO ILUMINADO. Una batería de pilas utilizó Humphrey Davis en la iluminación de los subterráneos del Instituto Real de Londres. Fue un experimento decisivo sobre el arco voltaico, las pilas de faroles para bicicletas y las grandes centrales telefónicas están basadas en el principio de Volta
SUBTERRÁNEO ILUMINADO. Una batería de pilas utilizó Humphrey Davis en la iluminación de los subterráneos del Instituto Real de Londres. Fue un experimento decisivo sobre el arco voltaico, las pilas de faroles para bicicletas y las grandes centrales telefónicas están basadas en el principio de Volta

Predecesor del nuevo invento fue Denis Papin, quien en 1690 ideó una máquina en que el vapor de agua movía un pistón dentro de un cilindro: en forma muy rudimentaria, este "tubo" sintetizaba el principio básico de la locomoción a vapor, y el propio inventor así lo comprendió porque invirtió todos sus ahorros en construir, en 1707, un barco impelido por una hilera de sus extraños artefactos. Embarcó en él a toda su familia y se dispuso a navegar el río Fulda, pero un grupo de remeros conscientes de que el nuevo invento los lanzaría a la cesantía, abordaron el barco y lo destruyeron, obligando a Papin a refugiarse, amargado y sin un céntimo, en Inglaterra, donde moriría algún tiempo después.

La rudimentaria máquina de Papin sería perfeccionada por Newcomen y decisivamente, por el mecánico James Watt, cuyas máquinas se usaron en minas y tejedurías de algodón. Basándose en el principio de Watt, surgirían numerosos vehículos, entre ellos la sencilla y eficiente locomotora de George Stephenson, que inauguraría ya en 1825 la era del ferrocarril, transformándose a la vez en símbolo del progreso y del avance de la técnica. Fue, tal vez, el invento que influyó más profundamente en la cultura y las costumbres del siglo. También el barco a vapor, reemplazando a los antiguos y románticos veleros, dio un nuevo rostro a ríos, lagos y océanos, acortando las distancias y creando nuevas relaciones, costumbres e direcciones de la historia.

La fuerza del agua, la energía hidráulica conocida ya por Vitruvio y Plinio, también cambiará de envergadura en el transcurso del gran florecimiento tecnológico. En 1750 aparece la primera turbina de reacción, 1a famosa rueda de Segner, que aprovecha mejor que ningún otro modelo antes conocido la fuerza del agua como fuente de energía. En 1810 se obtendrán las primeras turbinas de tipo moderno, ideadas por James Francis, y apenas doce años después Thompson perfeccionará la turbina de hélice. En 1884 Charles Parsons producirá la primera turbina a vapor, destinada a la producción de energía eléctrica, pero pronto adaptada a la navegación; a comienzos del presente siglo empiezan a surcar los océanos los grandes transatlánticos impulsados por turbinas de vapor.

También es el siglo XIX el que incorpora al acervo del hombre moderno una nueva materia prima: el petróleo, cuya fecha "oficial" de nacimiento corresponde al año 1859, pese a que el acontecimiento en cuestión, el primer chorro de petróleo surgido de las profundidades subterráneas de Pennsylvania, pasó prácticamente inadvertido.

La explotación del petróleo se inició lentamente: en 1380 no llegaba a los 4 millones de toneladas en todo el mundo, y en 1910 apenas sobrepasaba los 20 millones. Pero después de la Primera Guerra Mundial se desarrollan el automóvil, el motor Diesel, la aviación... En 1920 el mundo producirá 100 millones de toneladas del precioso "oro negro": en 1959, al cumplirse un siglo de su aparición, ya serán mil millones. El cincuenta por ciento del tráfico sobre la superficie del globo se deberá al transporte del petróleo, y su control se convertirá en uno de los factores primarios de guerras, secretos acuerdos internacionales, exploraciones y conquistas.

Los pozos, las flotas petroleras, las refinerías y las redes de distribución están en manos de un gigantesco cartel mundial formado por "las siete hermanas", las sociedades Socony-Mobil, Standard Oil de Nueva Jersey; Standard Oil de California, Gulf Oil, Texaco (norteamericanas), British Petroleum (inglesa) y Shell (anglo-holandesa). Son numerosas las fabulosas fortunas readas gracias a1 valioso oro negro, en especial la de la familia Rockefeller.

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