INVENTOS E INVENTORES: Historia de los inventos: La Revolución Industrial - 1ª parte
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Inventos e inventores

HISTORIA DE LOS INVENTOS

Fuente: Revista "Sucesos"

La Revolución Industrial - 1ª parte


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Introducción

a en los tiempos neolíticos el hombre había aprendido a entrelazar fibras vegetales para formar rústicos tejidos que pronto embellecería mediante el teñido y el estampado. Alrededor del año 5.000 a.C. en las cunas de la naciente civilización ya se conocían el cardado y el hilado mediante husos; retorciendo y humedeciendo las hebras el tejedor formaba un hilo largo y resistente a la tensión.

La idea de entretejer hilos horizontales y verticales, tal como se hacía con el mimbre y la paja en la fabricación de canastos, dio nacimiento al telar, instrumento perfeccionado más tarde por los egipcios, y manteniéndose sin variaciones hasta la Edad Media.

INDUSTRIA TEXTIL. La máquina comienza a desplazar al hombre. Se aumenta la producción pero hay cesantía en las grandes urbes. Se trabaja 16 horas cada día e incluso se emplean menores de edad
INDUSTRIA TEXTIL. La máquina comienza a desplazar al hombre. Se aumenta la producción pero hay cesantía en las grandes urbes. Se trabaja 16 horas cada día e incluso se emplean menores de edad

En el siglo XI la difusión de ruedas hidráulicas y molinos de viento trajo consigo una progresiva mecanización del hilado artesanal.

"HUEVO ELECTRICO". Modelo de lámpara eléctrica de Davis
"HUEVO ELECTRICO". Modelo de lámpara eléctrica de Davis

En los últimos siglos del medioevo eran famosas las hermosas telas de Florencia, Luca y Prato en Italia, los linos de Flandes y las lanas inglesas. Las grandes ciudades italianas importaban lana de Inglaterra y fabricaban con ella maravillosos paños; los artesanos venecianos y genoveses se distinguían por la fabricación de sedas labradas, brocatos y rasos.

En la segunda mitad del siglo XVI surgen las primeras máquinas como una respuesta a la necesidad de mecanizar el hilado y el tejido, y el trabajador independiente que hasta entonces utilizaba su devanadera casera deba convertirse en obrero, porque sólo un financista podía costear las complejas instalaciones. La industria textil nace en Inglaterra, y crece a pasos agigantados, sobretodo después de que, en 1733, John Kay inventa la lanzadera volante o telar semiautomático.

En la década del 60 del siglo XVIII nuevas hiladoras automáticas desplazaron casi por completo la fuerza y habilidad del hombre en el procedimiento textil; pronto vendría el telar hidráulico (1779), y la utilización del vapor (1785), el telar mecánico (1811) y la fusión entre hilanderías y tejedurías en una sola gran industria. El reciente descubrimiento de la ficha o tarjeta perforada para "dar órdenes' a la máquina y planificar el diseño abrió nuevo camino a la mecanización y automatización.

Junto con el florecimiento de su industria textil, Inglaterra experimentó un gran auge económico; pero bajo la superficie de su creciente prosperidad aparecían los primeros indicios de una profunda crisis social. La indignación de las masas obreras, lanzadas al hambre y a la cesantía por la aparición de máquinas cada vez más perfectas, muchas de ellas manejadas por niños menores de diez años, obligados a trabajar una jornada de 18 horas a cambio de un salario que apenas les permitía subsistir, producirá repetidos estallidos de violencia.

Ya antes de Marx, quien escribirá sus primeras obras después de estudiar la vida de los obreros textiles ingleses, el industrial Robert Owen dirá, refiriéndose a los 2.500 míseros habitantes de una aldea escocesa donde funcionaba una gran fábrica textil: "La parte activa de estos 2.500 seres produce para la sociedad una riqueza real tan grande como apenas medio siglo atrás, habría podido producir una población de 600.000 personas. Yo me pregunto: ¿dónde está la diferencia entre la riqueza producida por 2.500 personas y la que habrían podido producir 600.000?".

En otras palabras, Owen descubría que estos hombres no recibían en pago por su trabajo lo que éste valía, sino sólo una pequeña parte, y que la diferencia se acumulaba en manos del dueño, bajo la forma de capital. Reformista utópico, comprendió, sin embargo, el punto crucial que sería la base de toda lucha social hasta nuestros días. Y era lógico que así fuese, ya que en torno de las fábricas textiles nacieron los primeros sindicatos; a partir de entonces, el desarrollo industrial y los conflictos sociales marcharían mano a mano.

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