INVENTOS E INVENTORES: Historia de los inventos: El motor de explosión - 2ª parte
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Inventos e inventores

HISTORIA DE LOS INVENTOS

Fuente: Revista "Sucesos"

El motor de explosión - 2ª parte


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El motor de gasolina

letra capitular Entre los colaboradores de Otto se encontraba Gottfried Daimler, quien sería el que en definitiva obtuviera el motor de gasolina.

Daimler, al igual que otros investigadores que no al canzaron su éxito, tomó conciencia de que el motor de gas, de alimen tación particularmente incómoda y volumen desmesurado, no constituía la solución adecuada, por lo que había que buscar otro sistema. Antes que él, el austriaco Siegfried Marcus construyó, en 1875, un motor lento de cuatro tiempos y dispositivo magnético de encendido. Infortunadamente para él y para el progreso de la técnica de esa época, su motor hacía un ruido tan estridente y desagradable al funcionar que las autoridades de Viena le prohibieron persistir en sus experimentos.

CICLO OTTO. También es denominado "Ciclo de cuatro tiempos".
CICLO OTTO. También es denominado "Ciclo de cuatro tiempos". El esquema presenta las distintas fases de un motor o explosión, donde el aire y la bencina son comprimidos, provocando una chispa (tercera fase) y la posterior explosión. En el último tiempo, el pistón sube nuevamente, expeliendo los gases de la combustión.

Siete años después del "ruidoso" fracaso de Marcus, Daimler, en compañía de Maybach, empezó a ensayar los primeros motores de gasolina. Su construcción era tan compacta que resultaron adecuados para vehículos ligeros, y alcanzaron ritmos de novecientas revoluciones por minuto. En 1885 fue montado uno de estos motores en una especie de bicicleta de madera, y al año siguiente en un carruaje de cuatro ruedas. En 1889 el inventor germano dio otro paso fundamental al construir el motor definitivo para automóvil. Al mismo tiempo, otro alemán, el mecánico Karl Benz, de Mannheim, estaba trabajando en el mismo sentido, y en 1885 patentó un automóvil con un motor de cuatro tiempos y estructura de tubos, lo cual representaba un peso total más conveniente en relación a la capacidad del motor.

Tanto los inventos de Daimler como de Benz llamaron extraordinariamente la atención en Francia, nación que hizo todo lo posible por poseerlos. Así, la patente de Daimler fue comprada por los ingenieros galos René Panhard y Emile Levassor, cuya ambición era construir un auténtico vehículo a base del motor de explosión.

A BATERÍA: Acumuladores eléctricos impulsan el coche que figura en la ilustración.
A BATERÍA: Acumuladores eléctricos impulsan el coche que figura en la ilustración. La máquina, provista de focos y claxon, causó sensación en la época. Tuvo éxito y durante un decenio pareció contrarrestar el avance del motor con combustión interna.

Estos dos hombres hicieron sus primeros ensayos en 1890 y 1891, sin prestar atención a los comentarios que se hacían en los cafés de los bulevares, que iban del más benevolente escepticismo a la más despiadada burla. Tras realizar una exitosa prueba, consistente en un viaje de ida y vuelta entre la Porte d'Ivry y el viaducto de Auteuil, las opiniones negativas fueron pulverizadas, trocándose en franca admiración. Ambos pioneros dieron comienzo entonces a la industria del automóvil, y Panhard-Levassor, la más antigua marca de autos del mundo, empezó a recibir sus primeros pedidos, los que muy pronto debió compartir con Armand Peugeot, quien utilizó también la licencia Daimler.

Gran triunfo del motor de explosión

A todo esto, tres tipos de vehículos distintos, los impulsados por el vapor, la electricidad y la gasolina, rodaban por los caminos sin que se supiera cuál era en definitiva el mejor y el más veloz.

Es así como no tardó en surgir la idea de realizar una competición entre ellos. La primera gran carrera de vehículos automóviles fue organizada en 1894 por Pierre Giffard, del "Petit Journal", entre París y Rouen, sobre una distancia de 126 kilómetros. Fue ganada por el conde Dion, con su tractor de vapor, a una velocidad promedio de 22 kilómetros por hora.

Sin embargo, el motor de explosión había perdido sólo una batalla y no la guerra. Al año siguiente se organizó una carrera mucho más larga y difícil: París-Burdeos, ida y vuelta, con un recorrido total de 1.200 kilómetros. Las cosas iban, esta vez, a variar radicalmente: Veintiún vehículos se dieron cita en el punto de partida: entre ellos, el tractor del conde Dion, dos Serpollet, y la "Mancelle", de Bolleé, que representaban al vapor; Jeantaud, por la electricidad, y Panhard-Levassor y tres Peugeot, por la gasolina. El primero en cruzar la meta fue el Panhard-Levassor, que en lugar de las cien horas previstas por los organizadores invirtió menos de la mitad de aquel tiempo. Asimismo, los lugares siguientes fueron todos ocupados por vehículos de motor de explosión. La justa había demostrado la superioridad indiscutible de la gasolina sobre el vapor y la electricidad en el transporte.

El motor de combustión interna entró en una senda de ininterrumpido progreso. El motor Daimler proliferó y se perfeccionó: en 1901, Maybach, sucesor de Daimler, lanzó el maravilloso Mercedes, que no tardó en ser emulado, tres años más tarde, por el famoso Rolls-Royce británico. Al mismo tiempo, había surgido un importante rival del motor de gasolina, en el motor de aceite pesado de Rudolf Diesel, concebido en 1897 y difundido hacia 1908, que no solamente se anexó un gran sector del transporte, sino que empezó a ser utilizado con gran eficiencia en locomotoras y barcos.

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