GEOGRAFÍA - PAÍSES: Grecia - 5ª parte
Natureduca: Naturaleza educativa
 Menú principal - Índice principal Menú rápido - Índice rápido Contacto Buscar artículos aquí 167 usuarios conectados

 

/natureduca/geografia-paises-grecia-05

Geografía

PAÍSES

Grecia - 5ª parte


1 2 3 4 5 6 7

Historia: siglo IV al XX

a posición estratégica del territorio griego, por su situación marítima y por su condición de lugar de paso entre dos continentes, determinó las sucesivas invasiones y las disputas entre diferentes pueblos. Durante los ss. IV y VI se sucedieron las invasiones de visigodos, ostrogodos, hunos, eslavos y ávaros, con lo que la composición étnica de la población sufrió profundas modificaciones. Numerosos grupos de eslavos se establecieron en las zonas montañosas, empujando a los griegos hacia la costa y las islas.

Durante el s. VII los árabes se apoderaron de Chipre y Rodas y, posteriormente, de Creta; los búlgaros, enemigos de Bizancio, entraron en Grecia y la recorrieron hasta el S, desde el 977 hasta que fueron derrotados en las Termópilas en el 996. A partir del año 1081, los normandos saquearon las costas en diversas ocasiones, hasta que fueron derrotados en Valona (1107), y expulsados de Tesalónica poco después. Todas estas invasiones favorecieron la formación de una sociedad de carácter feudal. Para combatirlas, los emperadores buscaron el apoyo de Venecia a cambio de una serie de ventajas comerciales. Pero las luchas entre francos y bizantinos, durante los ss. XIII y XIV, fueron aprovechadas por Venecia, que estableció su dominio comercial sobre diversas islas griegas y sobre Constantinopla.

De este modo, el territorio griego se fraccionó en pequeños dominios: el reino de Tesalónica al N, el ducado de Atenas al centro y el principado de Acaya al S; los venecianos ocuparon Modón y Corón en el Peloponeso, Creta, Eubea y otras islas. Posteriormente, los ducados de Atenas y Neopatria fueron conquistados por los catalanes (1319), y a fin de siglo pasaron a formar parte del dominio de los florentinos. Tras la caída de Constantinopla, en el s. XV, los turcos iniciaron su dominio sobre Grecia, que se prolongó durante casi cuatro siglos. Los venecianos fueron expulsados de Eubea, Lesbos y el Egeo, aunque mantuvieron su dominio en algunas islas, como Creta y las islas jónicas, hasta mediados del s. XVIII. Grecia, dividida en distritos militares bajo el dominio turco, vivió durante un largo período en una situación pasiva, sufriendo solamente las consecuencias de las luchas con los venecianos y de las crisis internas.

La relativa aceptación del poder turco por parte de la población se debió, en gran parte, a que Grecia podía conservar sus características nacionales fundamentales: la religión ortodoxa, la educación en lengua griega y la libertad para ejercer el comercio, ocupación que los dominadores consideraban inferior a la de las armas. En las zonas costeras griegas se especializaron en el comercio, y en Estambul impulsaron una importante burguesía comercial que influyó considerablemente sobre el gobierno otomano. Sin embargo, la actuación arbitraria de la administración turca que se dio con posterioridad provocó una situación de descontento, que se manifestó en la ayuda prestada por griegos insurrectos al español Juan de Austria en la batalla de Lepanto (1571).

Durante los ss. XVI, XVII y XVIII tuvieron lugar sucesivas revueltas contra los dominadores, que se multiplicaron durante los períodos de lucha entre Turquía y algunas potencias europeas. Una de ellas se produjo en el Peloponeso (1770), promovida por la emperatriz rusa Catalina II, pero fue sofocada. Otra insurrección, también promovida por los rusos, estalló en el Epiro (1786), aunque corrió la misma suerte que la anterior. A fines del s. XVIII, la decadencia del imperio turco favoreció la formación de grupos de bandoleros y piratas, que pusieron las bases a un levantamiento nacional.

En 1821 se inició una revuelta que se extendió rápidamente, y un año después la asamblea de Epidauro proclamó la independencia. Sin embargo, los insurrectos no pudieron evitar que los turcos, ayudados por Egipto, sofocaran la revuelta y reconquistaran el país. Paralelamente, algunos griegos emigrados propagaron, con éxito, los ideales del nacionalismo helénico por Europa. En 1827 las simpatías despertadas por este movimiento nacionalista se plasmaron en el Tratado de Londres, por el que Francia, Gran Bretaña y Rusia acudieron en ayuda de Grecia, proclamaron su autonomía (Tratado de Andrinópolis, 1829) y, un año después, su total independencia (protocolo de Londres, 1830).

Durante los años siguientes el Estado fue regido por monarquías extranjeras, designadas por las potencias europeas: desde 1832 Otto Wittelsbach, hijo y sucesor de Luis I de Baviera, gobernó dictatorialmente hasta el golpe de Estado de 1843; en 1862 Inglaterra consiguió que la asamblea griega nombrara rey a Jorge de Dinamarca. Durante este período el Estado pugnó para obtener la ampliación de su territorio y el retorno utópico al esplendor bizantino. Con todo, el país consiguió incorporarse algunos territorios: las islas jónicas, Tesalia y, una vez conseguida la victoria en las guerras Balcánicas, dobló su territorio con la anexión del Epiro, Macedonia, Creta, Samos, Quíos, Lesbos y Lemnos. Durante la Primera Guerra Mundial, el país se hallaba dividido en dos facciones, la germanófila, dirigida por el rey Constantino I, sucesor de Jorge I, y la aliadófila, encabezada por Venizelos. Esta crisis interna favoreció que las potencias centrales ocuparan Macedonia, y que los aliados intentaran lo mismo con Tesalónica, Corinto y El Pireo (1915). Cinco años más tarde estalló la guerra entre Grecia y Turquía, que finalizó con el Tratado de Lausana (1923).

Las consecuencias fueron la renuncia de Grecia a Tracia oriental y Esmirna, así como la repatriación de 1 400 000 refugiados griegos. Por otro lado, la gravedad de la situación económica y la inestabilidad política avivaron el descontento contra la monarquía, favoreciendo el desarrollo de la oposición republicana y del comunismo. En octubre de 1923 el general Ioannis Metaxas intentó un golpe de Estado monárquico, pero fracasó. En diciembre del mismo año, a causa de la presión popular, Jorge II renunció a la corona. De este modo, en 1924 la monarquía fue sustituida por una república que se prolongó hasta 1935. El nuevo régimen se caracterizó por la inestabilidad política y por la ineficacia para modernizar las estructuras tradicionales del país (reforma agraria, industrialización, reforma fiscal, etc.).

El final de la república representó la restauración de la monarquía en la persona de Jorge II. Durante la Segunda Guerra Mundial, Grecia luchó al lado de los aliados. En 1940 tuvo lugar una fallida invasión italiana, pero en 1941 fue ocupada por los alemanes hasta 1944. Jorge II se exilió a Gran Bretaña, y los alemanes impusieron un gobierno dirigido por el general Tsolakoghlon. En consecuencia, se inició una guerra de guerrillas promovida por las organizaciones de resistencia, especialmente por el ELAS (Frente Nacional de Liberación), de filiación comunista, y por el EDES (Ejército Nacional Griego de Liberación), de tendencia demócrata anglosajona. Estos dos grupos políticos lucharon entre sí tanto como contra el enemigo común.

Después de la retirada de los alemanes, en 1944, se agudizó el conflicto entre las guerrillas del ELAS, apoyadas por Yugoslavia y la U.R.S.S., y del EDES, sostenidas por Gran Bretaña y los E.U.A. Las elecciones de 1946 dieron la mayoría al partido monárquico. Zaldanos fue nombrado jefe del Estado y Jorge II volvió de su exilio. La facción comunista continuó la guerra en las zonas montañosas y formó, en diciembre de 1947, el gobierno de Grecia Libre, presidido por el general Markos. En abril de 1947, Jorge II fue sucedido por su hermano Pablo.

La guerra civil prosiguió hasta 1950, cuando el fin del apoyo extranjero y el asesinato del general Markos determinaron la derrota de los comunistas. A partir de este momento Grecia, por su importancia estratégica, permaneció dentro del área de influencia de los E.U.A., y en 1952 se adhirió a la OTAN. Desde el mismo año se impuso el poder de un partido de unión de derechas, dirigido por Alexandros Papagos, hasta que fue sustituido, en 1955, por el nuevo gobierno de Constantinos Karamanlis, quien contaba con el apoyo del partido de la UNR (Unión Nacional Radical). Este período se caracterizó por el problema de la isla de Chipre, cuyas reivindicaciones tradicionalmente habían contado con el apoyo griego. En 1962 Grecia ingresó como miembro asociado en el Mercado Común Europeo. Una vez que Karamanlis abandonara el poder por divergencias con la corte, en 1963 Andreas Papandreu, del partido de la Unión de Centro, fue nombrado nuevo jefe del Estado. Entre sus proyectos, de carácter moderado, había algunos relacionados con una mayor democratización del país, que se hallaba excesivamente mediatizado por la presión de los E.U.A., de los militares de derechas y de la corte.

1 2 3 4 5 6 7

  • Ir al índice de la sección
  • Volver atrás
  • Ir a la página anterior
  • Ir a la página siguiente


Visita nuestra web dedoclick Cultura educativa

 Menú principal - Índice principal Menú rápido - Índice rápido Contacto Buscar artículos aquí



Logo Asociación Española para la Cultura, el Arte y la Educación ASOCAE Creative Commons © ASOCAE ONGD, Asociación Española para la Cultura, el Arte y la Educación - www.asocae.org - RNA 592727 - CIF.: G70195805 ¦  Quiénes somos  ¦  Contacto  ¦  Bibliografía ¦  Política de privacidad ¦ Esta web NO utiliza cookies, ni guarda datos personales de los usuarios