GEOGRAFÍA - PAÍSES: China - 10ª parte
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PAÍSES

China - 10ª parte


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Historia, siglo XX (continuación)

 principios de la década de 1930, los campesinos de las regiones centrales, bajo la dirección del partido comunista, se constituyeron en comités locales y procedieron a la organización de milicias populares, que aumentaron las filas del ejército revolucionario dirigido por Mao y Lin Piao. Mientras tanto, los japoneses aprovecharon la situación de guerra civil para invadir Manchuria (1931) y convertirla en un estado vasallo; en 1937 atacaron el N del país, conquistando Shanghai y Nanjin. De este modo se inició la segunda guerra chino-japonesa (1937-1945), que incitó a las fuerzas de Chiang a pactar con el ejército comunista para coordinar la acción militar contra los invasores. Sin embargo, el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial debilitó las posiciones japonesas en China.

En 1945, tras la capitulación y la consecuente retirada de las tropas niponas del territorio chino, se reanudó la guerra civil. Chiang contaba con un ejército mejor dotado y con el apoyo estadounidense, pero fueron perdiendo terreno progresivamente, especialmente en la región N. Además, el régimen de Chiang cayó en una semianarquía, agravada por la escasez económica y la inflación, y perdió el apoyo popular de los intelectuales y de gran parte de la burguesía. Los Estados Unidos retiraron la ayuda a Chiang debido a la corrupción que reinaba en su gobierno, mientras Mao gozaba de mayor prestigio y del apoyo soviético. En 1947, aprovechando la excesiva dispersión de las tropas nacionalistas, el ejército rojo conquistó toda la China del N. Tras una serie de campañas victoriosas, Mao tomó Nanjin y Shanghai (abril de 1949), y en octubre de ese mismo año proclamó la República Popular de China.

A principios de 1950 estaba conquistado el territorio, excepto la isla de Taiwan (Formosa), donde Chiang constituyó un gobierno nacionalista que fue reconocido como legítimo representante del pueblo chino por las potencias occidentales, hasta la década de 1970. La proclamación de la República Democrática Popular representó el inicio de un proceso de intensas transformaciones políticas, económicas y sociales. Una asamblea popular eligió como presidente de la República a Mao Zedong, primer secretario del partido comunista, y Zhou Enlai jefe del Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores; en 1954 fue aprobada la nueva Constitución, que definía China como un estado estructurado según los principios del centralismo democrático. Sin embargo, las minorías nacionales y religiosas gozaron de una cierta autonomía: la Iglesia católica se apartó del Vaticano (cisma chino), y los misioneros extranjeros fueron expulsados. Se inició una reforma agraria que puso fin al tradicional sistema latifundista. Por otra parte, las relaciones con la Unión Soviética aumentaron con el triunfo de la revolución; el nuevo estado socialista de China alineó su política exterior con los países europeos del bloque soviético.

En 1950, la República Popular ocupó el Tibet, estado con una posición estratégica clave para el dominio de China. En 1956 le concedió la autonomía interna, después de haber llevado a cabo la reforma agraria y de suprimir el poder feudal de los sacerdotes budistas (lamas). Por otra parte, a principios de la década de 1950 tuvieron lugar enfrentamientos con otros países, como la India y Pakistán. Además, intervinieron en la Guerra de Corea apoyando al gobierno comunista del N contra el del S, respaldado por las Naciones Unidas.

Con la revolución de 1949, China dejó de ser un país atrasado y resolvió el gran problema alimentario. Los resultados favorables del primer plan quinquenal impulsó, en 1958, la puesta en marcha de un segundo plan, que se conoció como el «gran salto adelante». Se proponía acelerar la implantación de la sociedad comunista, encuadrando a los ciudadanos en comunas populares, en las que todos los aspectos de la vida estaban colectivizados. El resultado tuvo un éxito relativo, ya que paralelamente surgieron graves problemas internos y externos.

Poster de Mao Tse-Tung
Poster de Mao Tse-Tung

En 1959 se produjo una sublevación en el Tibet y, un año después, las relaciones con la Unión Soviética entraron en una profunda crisis, motivada por las disputas territoriales a lo largo de la frontera común y, por otro lado, por las divergencias ideológicas sobre la concepción de la estrategia comunista mundial. Mientras que la Unión Soviética, desde el XX Congreso del PCUS, propugnaba la vía pacífica y parlamentaria como medios para llegar al socialismo, la República Popular China se mantenía partidaria de la revolución armada, especialmente en los países del Tercer Mundo. Sus relaciones con el continente africano empeoraron, sobre todo después del aplazamiento de la conferencia afroasiática de Algeria (1965), y el resultado fue una pérdida de prestigio para China y el inicio de una fase de retroceso en su política exterior. Internamente, el partido se dividió en dos sectores: uno partidario de mantener la pureza ideológica del comunismo chino, representado por Mao y Lin y apoyado por el ejército, que propugnaba la revolución armada; y un sector revisionista, representado por Liu Shaoqi (presidente del estado tras la dimisión de Mao), y Deng Xiaoping, apoyado por los sindicatos, que era partidario de las tesis soviéticas de coexistencia pacífica. Mao abandonó la presidencia de la República el 17 de abril de 1959, pero se mantuvo como presidente del Partido Comunista. Sin embargo, en 1966, el triunfo del sector más radical se materializó con la campaña «antirrevolucionista», denominada revolución cultural, que activó la movilización masiva de la juventud china, con la exaltación de la figura y las doctrinas de Mao, y que promovió la progresiva sustitución, en el seno del partido y de la administración, de los revisionistas por partidarios de las doctrinas de Mao. El IX Congreso del Partido Comunista (abril de 1969), representó el fin del proceso revolucionario y la estabilización de la dirección política y militar del país. Mao se erigió como el máximo líder del país, y Lin fue considerado su sucesor. Sin embargo, una reacción posterior provocó la caída de Lin y otros dirigentes de su línea. Esta remodelación tuvo como consecuencia la consolidación de Zhou y la rehabilitación de algunas figuras pragmáticas de la revolución cultural, como Deng.

En la década de 1970, la política internacional china se orientó hacia la distensión y la moderación, lo que, junto con la posterior normalización de las relaciones con los E.U.A., favoreció el reconocimiento diplomático de China por parte de los principales estados occidentales. En 1975 se promulgó una nueva Constitución basada en los principios de la revolución cultural, y comenzó una campaña antirrevisionista que culminó en abril de 1976 con la destitución de Deng por Hua Guofeng. Sin embargo, tras la muerte de Mao (9 de septiembre de 1976), Hua, el nuevo hombre fuerte del país, encarceló a los elementos más izquierdistas, con lo que inició una nueva era más pragmática. La política de modernización y liberalización creada a raíz de la muerte de Mao, se fortaleció con la gradual caída de Hua, que en 1980 cedió el cargo de primer ministro a Zhao Ziyang, un cercano colaborador de Deng Xiaoping, y al año siguiente se vio obligado a abandonar la presidencia en favor de Hu Yaobang, otro protegido de Deng.

A pesar de mantenerse en el cargo de vicepresidente del partido, Deng se convirtió en el hombre fuerte del régimen, promoviendo la promulgación de una nueva constitución en 1982 y acelerando el proceso liberalizador. Este proceso se materializó en acuerdos destinados a poner fin a los enclaves coloniales en territorio chino. Un convenio firmado con el Reino Unido, en 1985, comprometía a los británicos a devolver Hong-Kong a la jurisdicción china en 1997. En 1987 se firmó un acuerdo similar con Portugal, que se comprometía a devolver la antigua colonia comercial de Macao. Sin embargo, todo este proceso liberal no fue suficiente. Durante los últimos años de la década de 1980, las demandas populares en favor de la democracia se hicieron cada vez más fuertes. Atacado por los tradicionalistas, Hu renunció a la secretaria general del partido en 1987 y fue reemplazado por Zhao. Li Peng, defensor de la línea dura, pasó a ocupar el cargo de primer ministro.

En 1989, miles de jóvenes se apoderaron de la plaza Tiananmen de Pekín demandando mayor democracia; tras un breve período de indecisión, las fuerzas armadas atacaron a los manifestantes causando cientos de bajas. Zhao, acusado de simpatizar con el movimiento democrático, fue sustituido por Jiang Zemin y Li Peng se mantuvo en el cargo de primer ministro. Con la caída del comunismo en la Europa del Este y el derrumbamiento de la Unión Soviética (1990-1991), China vio la necesidad de reestablecer las relaciones con los países de libre mercado y, de este modo, reinsertarse en el nuevo orden mundial. El XIV Congreso del Partido, a finales de 1992, consagró la línea propugnada por Deng del llamado «socialismo de mercado con características chinas», que tenía como principio fundamental la apertura hacia el exterior, a través del desarrollo del comercio con Occidente. Jiang Zemin fue nombrado presidente de la República en marzo de 1993.

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