CONSERVACIÓN: Espacios y paisajes naturales: Recorrido por la flora canaria - 3ª parte
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Conservación

ESPACIOS Y PAISAJES NATURALES

Recorrido por la flora canaria - 3ª parte


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La flora

letra capitular En las islas Canarias se mezclan muy diversos elementos florales; se estima en 1.500 el número total de especies vasculares que pueblan el archipiélago. De ellas, se ha convenido que una cuarta parte son especies cosmopolitas o de área muy amplia, cuya presencia poco significa desde el punto de vista biogeográfico. Un 40% son especies de las llamadas mediterráneas. Finalmente, nos resta más de un 30% de endemismos, es decir, especies exclusivas de un determinado país o región, y que no crecen por si solas fuera de esos territorios, y por tanto en el caso que nos ocupa son endémicas de las islas Canarias.

Los endemismos son, con mucho, lo más relevante de la flora canaria, no sólo por el interés de su singularidad, que es alta, sino porque además constituyen una legión. Hay algunos que constituyen genuinas reliquias de tiempos pretéritos. Por ejemplo, los laureles canarios, el famosísimo drago y muchos helechos, que hoy ven su área de distribución circunscrita al archipiélago canario (o coexisten, todo lo más, en Madeira-Azores y/o Cabo Verde); se encuentran como fósiles, de los períodos Mioceno y Plioceno, en diversos lugares continentales como Francia, Italia o Rusia. Del estudio de las floras fósiles se deduce que la flora circunmediterránea de aquellas épocas era muy similar a la existente hoy en Canarias.

Otros endemismos canarios están estrechamente emparentados con diversos taxones cuya distribución actual es lejana, como puede ser África del sur o el sub-continente sudamericano.

No es fácil explicar por qué sobrevivieron en Canarias especies que se extinguieron en otras zonas. Se ha sugerido que las islas se beneficiaron de la inexistencia de los dos fenómenos que más contribuyeron a la desaparición de la antigua flora terciaria en la región mediterránea: las glaciaciones que, viniendo del casquete polar, invadieron toda Europa, y la desertización del norte de África. Por otra parte, la gran altitud de las islas les serviría para que su flora, pudiendo ascender o descender según el clima, se acomodase a las condiciones cambiantes que sucederían durante los períodos glaciares.

La existencia de estos "fósiles vivientes" en las islas, unida a la presencia de un 40% largo de elementos mediterráneos en su flora, hace pensar que las islas Canarias debieron estar unidas al continente en época pretérita, y así lo estiman la mayoría de autores que se han dedicado a su estudio.

Algunos ejemplos de plantas notables

Hay tantas plantas a las que podríamos darle el calificativo de notables, que resulta realmente difícil escoger sólo algunas como ejemplo. No obstante, no podemos pasar sin referirnos al legendario drago de Canarias (Dracaena draco). Puede llegar a ser enorme; se cuenta que un ejemplar famoso de la Orotava (en Tenerife) tenía más de 6.000 años. Proporcionaba la famosa sangre de dragón, una especie de goma roja muy apreciada en la antigüedad. Hoy es posible admirar un magnífico ejemplar milenario en Icod de los Vinos.

drago milenario (Dracaena draco) situado en la localidad de Icod de los Vinos (Tenerife)
Ejemplar de drago milenario (Dracaena draco) situado en la localidad de Icod de los Vinos (Tenerife)

El cardón (Euphorbia canariensis), es un arbusto alto y suculento con aspecto de cacto; posee un látex cáustico que se concentra en la corteza. Se cuenta que en épocas de sequía los nativos de Tenerife utilizaban el interior del cardón para obtener agua (véase más adelante la imagen de unos cardones en la localidad de Güimar - Tenerife).

Entre los endemismos notables también tenemos que citar el bicácaro (Canarina canariensis), uno de los más bellos habitantes de la laurisilva canaria; y la tacarontilla (Dracunculus canariensis), habitante de la zona inferior y media en casi todas las islas occidentales.

Bicácaro (Canarina canariensis) Taracontilla (Dracunculus canariensis)
Izquierda: Bicácaro (Canarina canariensis); derecha: Taracontilla (Dracunculus canariensis)

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