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n gran porcentaje de las prendas que vestimos están confeccionadas con fibras artificiales, no en vano el sector textil demanda diariamente en todo el mundo petróleo por decenas de miles de barriles, con los que fabricar variadas fibras sintéticas (poliéster, acrílicos...).

También la celulosa de la madera se utiliza para fabricar la llamada lana artificial (perlón) y seda artificial (rayón). Igualmente, se confeccionan tejidos con mezclas de fibras naturales y artificiales o añadiendo productos químicos, ejemplo de las combinaciones de lana y acrílicos, o el polialgodón (algodón al que se le añade una sustancia llamada formalhedido para darle aspecto de siempre planchado).

Un gran porcentaje de las prendas que vestimos están confeccionadas con fibras artificiales subproductos del petróleo

Los daños al medio ambiente y la salud de las fibras artificiales

La fabricación de fibras artificiales o sintéticas tiene aspectos negativos no sólo para el medio ambiente, muchas personas acusan problemas de salud derivadas del uso de prendas confeccionadas con ellas. Éstas fibras suelen ser en su mayoría subproductos del petróleo, lo que implica utilizar materias primas no renovables y en un gran despilfarro de energía durante el proceso de tratamiento. Además, no tienen capacidad de biodegradarse, lo que significa permanecer ausentes de las cadenas tróficas durante mucho tiempo debido a su lenta descomposición.

Un inconveniente de la fibra sintética es su escasa capacidad para permitir la transpiración corporal, debido a la compactividad del material que impide absorber la humedad. Esto resulta más evidente cuando hace calor produciendo una sensación de pegajosidad, y muy especialmente si el tejido está confeccionado con poliéster, un plástico muy popular de consistencia blanda y mullida utilizado en prendas de vestir, ropas de cama, moquetas, o como relleno para plumones.

Otro material textil sintético es el rayón. Se obtiene de la pulpa de la madera de determinados árboles como los abetos, y tiene gran aceptación por sus características que imitan a la seda. Sin embargo, no se libra de los inconvenientes de las fibras artificiales: falta de transpiración, retención de la humedad y sudoración corporal excesiva.

De la pulpa de madera de determinados árboles, como el abeto, se sintetizan fibras como el rayón o perlón

Como remate a las desventajas de estas fibras artificiales, cabe citar la relativa a las reacciones que muchas personas presentan a portar prendas fabricadas con estas materias; se considera que alrededor de un 10% muestran alergias a algún tipo de fibra sintética. El perlón, por ejemplo, que es otra fibra que se obtiene de la celulosa de la madera y que se conoce normalmente como lana de perlón o lana artificial, tiene como principal inconveniente que causa dermatitis y otras alergias cutáneas.

Los cultivos intensivos

Algunas fibras naturales no se libran de los inconvenientes de las demandas masivas de materia prima. El algodón es una de las plantas cuyo cultivo más se intensificó en el mundo. Esta masificación fuerza a utilizar continuas fumigaciones con plaguicidas, que pueden llegar hasta las 40 sesiones por cultivo, lo que implica introducir en los suelos gran cantidad de sustancias perjudiciales para los ecosistemas edáficos.

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